Relajación es el estado de calma y ausencia de tensión o estrés, que produce un estado de bienestar físico, emocional, mental y espiritual, equilibrio en el metabolismo, en el ritmo cardiaco y la respiración, reduciendo el gasto energético y metabólico. La relajación es un estado psicofisiológico que podemos generar con el objetivo de vivir en un estado de tranquilidad, de armonía, de alegría, de paz y felicidad. No es lo mismo empezar el día llenos de energía que sentirnos agotados como cuando regresamos a casa después de una larga jornada de trabajo. No tratamos igual a las personas cuando estamos tranquilos y contentos que cuando estamos agotados por el esfuerzo de un día lleno de responsabilidades.
La práctica de la relajación nos permite generar un estado de salud y bienestar, armonía y paz en nuestras vidas. La práctica de la relajación nos ayuda a manejar el estrés, aumenta nuestro rendimiento en las actividades diarias y mejora nuestras relaciones con los demás; nos ayuda a aliviar el insomnio, equilibra la presión arterial, fortalece el sistema nervioso y el sistema inmunológico, equilibra el sistema endócrino y muscular, favorece la regeneración celular, etc. La práctica de la relajación nos ayuda a controlar nuestras emociones, miedos, la ira, resentimientos, la tristeza, la ansiedad, la depresión, la angustia y la preocupación, favoreciendo así los pensamientos, sentimientos, emociones, sensaciones y actitudes positivos y en consecuencia el equilibrio físico, emocional, mental y espiritual. La práctica de la relajación mejora la atención, la concentración, la memoria y el aprendizaje; aumenta la creatividad y favorece la imaginación, etc.
La vida del ser humano en la ciudad donde continuamente es presionado por los deberes y responsabilidades dificulta vivir de manera relajada. Para mantener su posición económica el ciudadano moderno debe correr cada vez más, pensar más rápido, hacer más trabajo en menos tiempo y todo ello sin descanso, o descansar tan rápido que hay más desgaste que recuperación. La diferencia entre el reposo tenso acostumbrado y la profunda placidez que se alcanza en el sueño tras la relajación es muy grande. Muchas personas han olvidado la sensación de levantarse completamente frescos y renovados de energía, hay una insatisfacción permanente y un agotamiento que se está convirtiendo en el eje de cada día. La relajación es una práctica a través de la cual podemos proteger nuestro cuerpo de las agresiones que lo llevan a la extenuación al grado que hace falta energía hasta para descansar. El estrés es capaz de debilitar las defensas del sistema inmunológico. Muchas personas se levantan con estrés por las mañanas y en ocasiones tratan de forma impropia a las personas que aprecian.
La tensión cotidiana mantiene al hombre en un sueño constante que le impide percibir los aspectos esenciales de su vida. Aprender a relajarnos es una buena solución para enfrentar el día a día, donde las prisas, los problemas, el estrés, los miedos, las angustias y las preocupaciones son los protagonistas. La práctica de la relajación nos permite lograr un reposo integral, experimentar tranquilidad, armonía y paz en nuestras vidas y sus beneficios serán más evidentes conforme practiquemos, por lo que es conveniente practicarla a diario.
La práctica de la relajación disminuye los procesos acelerados de nuestro organismo. El estrés es un proceso de aceleración psicofisiológica del cuerpo orientado a obtener una respuesta corporal óptima frente a un riesgo inminente para la vida. El riesgo inminente para la vida desencadena estrés y el estrés nos prepara para la lucha o la huida, pero el estrés que se genera sin que exista un riesgo real acaba envenenando nuestro organismo debido a que el estrés aumenta la segregación de adrenalina, acelera el pulso y la respiración, y la adrenalina vertida en el torrente sanguíneo se convierten en veneno y este veneno se vierte por una simple llamada en la puerta, por un ruido, por una palabra, por un gesto, etc. El mecanismo del estrés es perfecto y siempre nos ha protegido, el problema son las reacciones continuas ante situaciones sin riesgo real. El estrés puede evitar la muerte pero también puede provocarla.
Cuando las personas viven en un estado de inatención sus actos los realizan de una forma mecánica que desgastan su energía y cuantas más tareas realizan más agotadora sienten la vida. La práctica de la relajación nos permite sentir la vida, sentir nuestra respiración, nuestros movimientos y es precisamente en ese estado de relajación en que podemos realizar las tareas cotidianas con el mínimo desgaste energético. Sólo cuando nos damos cuenta del profundo desgaste a que nos sometemos cada día podemos emprender la tarea de recuperar el equilibrio psicofisiológico. La práctica de la relajación nos permite vivir en un estado de atención y darnos cuenta como los estados mentales y emocionales afectan nuestro cuerpo y al mismo tiempo como podemos generar estados psico-corporales positivos.
La práctica de la relajación nos ayuda a responder de forma adecuada a los estímulos que nos rodean, y sobre todo moderar nuestros impulsos y comportamientos ante las situaciones del mundo exterior y modificar nuestra respuesta fisiológica frente al estrés. El estrés es una respuesta normal de nuestro cuerpo frente a un estímulo externo que implica un peligro, nuestro organismo reacciona acelerándose y cuando usamos la energía que el cuerpo ha dispuesto para la reacción de lucha o huida, esta no nos hace daño y al finalizar la actividad intensa nos sentimos bien. El problema es que el estrés es un mecanismo tan rápido y potente que es un poco difícil manejarlo sin el adecuado entrenamiento, además de la tendencia a responder a estímulos menores con toda la carga de estrés que nuestro cuerpo puede poner en marcha en fracciones de segundo, y solo con la relajación podemos frenar sus efectos.
La práctica de la relajación es una buena solución para el estrés, causa de múltiples enfermedades provocadas por los profundos desequilibrios fisiológicos generados por vivir en una tensión constante. Es verdad que no podemos cambiar el mundo, pero podemos cambiar nuestra percepción e interpretación del mundo. Cuando estamos relajados nuestro cuerpo, emociones y mente trabajan en total armonía al mismo tiempo que nos llenamos de energía y vitalidad. La relajación no implica solo liberarnos de las tensiones y del estrés del día a día, sino que debemos de aprender a evitarlos a través de la comprensión de la mente y las emociones, y sus efectos en el cuerpo físico, y para ello debemos aprender a meditar. La meditación nos conduce a la experiencia de acercamiento y conexión con nuestro ser.
La meditación nos ayuda a comprender como funciona la mente y los sentidos, como nos percibimos a sí mismos y como percibimos el mundo que nos rodea. La meditación nos ayuda a comprender las creencias y falsos conceptos que nos impiden ver la realidad tal como es y percibir el presente, el momento, el aquí y ahora. La meditación nos ayuda a vivir en un estado de atención plena y nos ayuda a concentrarnos en las metas y objetivos que buscamos para nuestra superación en la vida. La meditación nos ayuda a trascender las limitaciones de la mente humana y recibir la sabiduría de la mente universal, la mente suprema, la consciencia universal. La meditación nos ayuda a comprender nuestra realidad interior, espiritual. La meditación es la práctica por excelencia para conocernos a sí mismos y lograr la realización.
La práctica de la meditación nos ayuda a vivir en un estado de atención a través de la comprensión de los sentidos. La práctica de la meditación nos ayuda a poner atención en todo lo que hacemos, y haciendo con atención las cosas nos realizamos y también nos conocemos. Las relaciones sociales y laborales son un terreno fértil para conocernos y fortalecernos. Viviendo en atención reducimos la presión y el estrés que además de dañar nuestra salud reducen el rendimiento en nuestro trabajo cotidiano. La práctica de la meditación nos conduce al conocimiento y dominio de sí mismos, nos ayuda a concentrarnos en lo que somos con el propósito de integrarnos, realizarnos y fusionarnos con nuestro verdadero Ser.
La meditación nos ayuda a aquietar la mente, mantenerla tranquila y relajada, centrada en el presente en todo momento. Cuando la mente está quieta nos ponemos en contacto con nuestra esencia, con nuestro ser que habla sin palabras y que para ser escuchado requiere de una atención plena, y así podemos acceder a la sabiduría de nuestro ser infinito que está más allá del tiempo y del espacio. La meditación requiere de la atención y la observación que está más allá de la mente y el pensamiento para comprender la vida superficial, de apariencia e ilusión que vivimos comúnmente y así lograr percibir la realidad esencial que sustenta todo.
Meditar es desconectarnos de lo que nos rodea y concentrarnos en nuestro interior, observarnos con atención y tomar conciencia de lo que pasa en nuestro interior. Meditar es concentrar la atención en un punto u objeto de nuestra meditación. Meditar es aquietar la mente, meditar es abstraernos de los sentidos porque los sentidos son los informadores de la mente. Meditar es no pensar, cuando dejamos de pensar de manera natural empezamos a sentir, sentir nuestra vida, sentir nuestra energía, sentir nuestra presencia, sentir nuestra existencia, sentir nuestra esencia, sentir nuestra individualidad, sentir nuestro ser. Cuando dejamos de pensar abrimos un canal hacia nuestro ser y nos llenamos de nuestra propia energía. Meditar es sentir nuestra vida individualizada dentro del océano de vida universal. La meditación favorece el flujo natural de la vida que es vitalidad, salud, felicidad, bienestar, etc. Meditar es relajar el cuerpo y la mente para que fluya con libertad la sabiduría de nuestro ser a través de la inspiración, la imaginación, la creatividad, etc. Meditar es aprender a ser testigos de la propia existencia, vivir el presente y aprender en la escuela de la vida.
Para meditar basta parar la carrera apresurada de todos los días y sentir que hay algo esencial dentro de ti, no importa si es el inconsciente, el alma, la esencia o el espíritu, solo observa que es lo que hay en tu interior. Cuando meditas te das cuenta de algo que pasas desapercibido a lo largo del día y es que tú estás vivo. Respira, siente y percibe la vida que está en ti, tu vida, y date cuenta que no es lo mismo pensar que sentir. Cuando meditamos los pensamientos y las creencias pasan a un segundo lugar, porque meditar es vivir el presente, el aquí y ahora, es percibir la realidad de una manera directa favoreciendo el conocimiento de sí mismos y el entorno. El pensamiento es un murmullo, cuando el pensamiento cesa se hace el silencio de donde surge la consciencia, la inspiración, la imaginación y la creatividad; el pensamiento es la memoria, es el pasado, es lo conocido, es todo lo aprendido; la consciencia es lo nuevo, el presente, el aquí y ahora, la consciencia es percepción y comprensión directa de la realidad.
Existe la idea errónea de que para practicar la meditación es necesario apartarse de la vida y retirarse a un lugar alejado del ruido, si bien esto facilita la concentración, es en la vida del día a día donde más provecho obtenemos de la práctica de la meditación. La meditación no es un aprendizaje externo como el español, sino un camino de exploración del mundo interno hasta hoy poco explorado y que nos conduce a un despertar. Otro error es pensar que la meditación se limita al ensimismamiento y la abstracción del entorno social, nada más lejos de la verdad.
La relajación y la meditación pueden ser practicadas por cualquier persona sin importar su condición, cultura o estrato social. Practicar la relajación y la meditación es muy sencillo, basta un lugar tranquilo, en silencio y libre de interrupciones. La postura puede ser sentado o acostado, de preferencia con los ojos cerrados para evitar distraernos con las imágenes. Con la práctica será posible relajarnos y meditar incluso con los ojos abiertos. Podemos practicar solos o en grupo. La relajación y la meditación son el camino hacia el equilibrio y la armonía y es inevitable experimentar la resistencia que solo podemos vencer con voluntad, disciplina y carácter. ¡Mis mejores deseos de Salud, Armonía, Bienestar y Prosperidad para todos!